sábado, 6 de diciembre del 2025

Tras la serie sobre el oscuro trayecto de Marcial Maciel por la iglesia católica, Los Legionarios de Cristo expresaron su profunda solidaridad y cercanía con las víctimas de los abusos cometidos por el P. Marcial Maciel, a la vez “que les expresamos nuestro reconocimiento por su valentía para denunciar estos hechos y hacer posible el proceso de conversión y renovación que seguimos recorriendo”.

En un comunicado, reconocen el inmenso dolor y la gravedad de las heridas que este oscuro capítulo ha dejado en muchas vidas y continuaremos en nuestro esfuerzo de escuchar, acompañar y reparar los daños causados.

Reiteramos a las víctimas y a quienes se han visto afectados por estos hechos lo que publicamos el 20 de enero de 2014: «Hoy reconocemos con tristeza la incapacidad inicial de creer los testimonios de víctimas del P. Maciel, el largo silencio institucional y, más adelante, los titubeos y errores de juicio a la hora de informar a los miembros de la Congregación y a las demás personas. Pedimos perdón por estas deficiencias que han aumentado el dolor y el desconcierto de muchos». 

A lo largo de las décadas algunos de nuestros hermanos mayores advirtieron para que nuestra Congregación corrigiera el rumbo en lo referente a abusos sexuales, de poder y de conciencia que se iban dando por parte del P. Marcial Maciel y de otros legionarios.

Mencionamos entre ellos a Federico Domínguez y el P. Luis Ferreira con sus informes de 1956. También Juan José Vaca con su carta de 1976 y Juan Manuel Fernández Amenábar que en 1995 dijo que perdonaba, pero también pedía justicia. Posteriormente siguieron las denuncias públicas de ocho víctimas de abusos por parte del P. Maciel a partir de 1997: el P. Félix Alarcón, José Barba, Saúl Barrales, Alejandro Espinosa, Arturo Jurado, José Antonio y Fernando Pérez Olvera y el ya mencionado Juan José Vaca.

Retractamos los juicios negativos, institucionales y personales, sobre el carácter y las motivaciones de las personas que presentaron acusaciones legítimas y necesarias. Hoy reconocemos como profética su denuncia en favor de la verdad y la justicia.

“Pedimos perdón por nuestra ceguera y omisión, que llegó a dañar su buen nombre, y les agradecemos el bien que hicieron no solamente a nosotros sino a la misma Iglesia católica, ya que su valentía ayudó también a otras personas a denunciar abusos sexuales perpetrados por sacerdotes indignos, superando la vergüenza que ello implica”.

Con relación al documental recientemente estrenado, los hechos y prácticas reprobables del P. Maciel han sido reconocidos públicamente por la Santa Sede y por nuestra Congregación desde hace más de una década. En 2006, el Papa Benedicto XVI, a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ordenó al P. Maciel retirarse a una vida de oración y penitencia y apartándolo del ejercicio público del ministerio sacerdotal.

En 2010, la Legión de Cristo aceptó públicamente la verdad de las acusaciones, pidió perdón a las víctimas iniciando un camino profundo de reflexión y renovación En 2014, el Capítulo General, órgano supremo de gobierno de una Congregación religiosa, reafirmó con claridad que el P. Maciel no puede ser considerado un modelo de santidad ni un referente para la vida de la Congregación. En 2020, el Papa Francisco volvió a subrayar que, aunque el P. Maciel fue el fundador histórico, su comportamiento delictivo impide presentarlo como ejemplo a imitar.

En 2022, fuimos contactados por la productora responsable del documental solicitando una entrevista. Tras discernirlo con seriedad, aceptamos participar con la entrevista como un acto de responsabilidad y transparencia, ofreciendo información oficial, verificada y dando testimonio del camino de renovación que hemos recorrido. Desde el inicio dejamos claro que nuestra participación no implicaba co-producción ni colaboración editorial. La Congregación no tuvo conocimiento del contenido final, ni intervino en la aportación ni selección de imágenes ni testimonios. Lamentamos sinceramente que hayan sido utilizadas imágenes de personas —incluidos menores en su momento, exconsagradas y sacerdotes— sin su autorización ni la nuestra, lo cual ha generado malestar en varios de ellos. Respetamos su dignidad, su trayectoria y su derecho a la privacidad.

Reconocemos que el daño causado por el P. Maciel es profundo. Por ello, desde hace más de 15 años hemos emprendido un proceso de transformación institucional que incluye la escucha y atención a las víctimas, la implementación de protocolos de prevención en todas nuestras obras, la rendición de cuentas, y una formación continua sobre abuso de poder, conciencia y sexualidad. Publicamos informes anuales y colaboramos con organismos especializados, tanto eclesiales como civiles. Toda esta información puede consultarse en www.Oabusos.org.

Esta realidad es una invitación a toda la sociedad para continuar la reflexión profunda y colectiva sobre la importancia de la verdad, la justicia y la responsabilidad para erradicar cualquier tipo de abuso en las familias, instituciones deportivas, el mundo del espectáculo, la Iglesia y en todos los espacios donde las personas sean vulnerables, concluye el comunicado.